La vitamina D, también llamada la vitamina del sol, mantiene sanos los huesos, los músculos y el sistema inmunológico. Regula el calcio y el fosfato, ayuda a la absorción de estos minerales e influye en los genes que controlan el crecimiento y el movimiento de las células.

La piel más oscura puede limitar nuestra capacidad de producir vitamina D a partir de la luz solar y los niveles disminuyen con la edad. Ciertas condiciones de salud y medicamentos también pueden reducir los niveles de vitamina D.

La

vitamina D apoya la salud ósea, ya que ayuda al cuerpo a absorber el calcio. También regula muchas otras funciones celulares y tiene propiedades antiinflamatorias y neuroprotectoras. La vitamina D no se encuentra naturalmente en muchos alimentos, pero puede ser absorbida a través de la piel a través de la luz solar. También está disponible en suplementos dietéticos y alimentos fortificados, como leche y cereales.

La ingesta insuficiente de vitamina D da lugar a las clásicas enfermedades carenciales, como el raquitismo en los niños y la osteomalacia en los adultos, y conduce a huesos debilitados con un mayor riesgo de fracturas. Varios ensayos clínicos muestran que la suplementación con vitamina D y calcio mejora la salud ósea y disminuye el riesgo de fracturas en los ancianos.

Se necesitan concentraciones séricas óptimas de 25(OH)D (también llamada hormona de diferencia de calcio o calcitriol) para una salud ósea y general óptima [2]. Los niveles séricos de 25(OH)D se pueden medir mediante pruebas de laboratorio. Estas pruebas de laboratorio miden la cantidad de vitamina D activa en el cuerpo, una forma conocida como 25-hidroxivitamina D o 25(OH)D, y se informan en nanomoles por litro (nmol/L) o microgramos por mililitro (ng/mL). Un nivel sérico normal es de 50 ng/mL o más.

La

vitamina D apoya el sistema inmunológico y el bienestar general. Ayuda a regular el sistema renina-angiotensina-aldosterona (y la presión arterial), promueve el crecimiento celular e influye en las vías inflamatorias y fibróticas que contribuyen a las enfermedades cardiovasculares. También ayuda a prevenir la depresión y mejora la salud mental. La deficiencia de vitamina D se asocia con un mayor riesgo de EM, un trastorno autoinmune que causa daño a la vaina de mielina que rodea y protege las células nerviosas en el cerebro y la médula espinal.

Las personas que no comen suficientes alimentos fortificados con vitamina D o que no pasan suficiente tiempo al sol pueden estar en riesgo de deficiencia. La malabsorción de grasas debido a afecciones como la fibrosis quística, la enfermedad de Crohn y la enfermedad celíaca puede interferir con la absorción de vitamina D.

Los adultos mayores también pueden tener un mayor riesgo de deficiencia. Las personas con piel más oscura producen menos vitamina D en respuesta a la luz solar porque su pigmento de melanina reduce la capacidad de la piel para absorber los rayos UVB. Además, la obesidad puede interferir con la absorción de vitamina D porque el exceso de peso ralentiza el movimiento de la grasa hacia los intestinos, donde se absorbe. En un ensayo clínico grande a largo plazo, los suplementos de vitamina D y calcio no redujeron la incidencia de cáncer ni la mortalidad en mujeres posmenopáusicas. [93] Sin embargo, se necesita más investigación para determinar si la administración de suplementos de vitamina D y calcio puede ayudar a prevenir el cáncer en otras poblaciones.

El

metabolito de la vitamina D 1,25(OH)2D regula la actividad de muchos genes que controlan el crecimiento y la diferenciación celular, así como los procesos inflamatorios. Es importante para la salud ósea, pero también puede desempeñar un papel en la diabetes, la depresión, la función inmunitaria y la esclerosis múltiple.

El comité que estableció los IDR encontró evidencia insuficiente o contradictoria que vinculara la vitamina D con una larga lista de posibles resultados de salud, excepto para la salud ósea. Sin embargo, la investigación sugiere que la insuficiencia de vitamina D puede aumentar el riesgo de cáncer y que los niveles adecuados de 25(OH)D podrían disminuir las tasas generales de mortalidad por cáncer.

El USPSTF recomienda que las personas que no pueden obtener suficiente vitamina D solo de la dieta tomen 10 mcg (400 UI)/día de suplementos de vitamina D para la prevención de enfermedades. La leche, el jugo de naranja, el yogur, algunos quesos y los cereales fortificados para el desayuno son buenas fuentes de vitamina D. Los suplementos están disponibles en gotas, píldoras y cremas. Hable con su médico antes de tomar vitamina D porque las dosis altas pueden causar náuseas, vómitos y diarrea. La vitamina D interactúa con ciertos medicamentos, incluidos algunos anticonvulsivos, antimicóticos y anticoagulantes. Estos medicamentos pueden reducir la absorción de vitamina D, lo que lleva a niveles más bajos en el cuerpo. Hable con su médico sobre el uso de estos y otros medicamentos recetados y de venta libre.